miércoles, 6 de junio de 2018

                                           Mis epístolas de San Pedro, San Juan y San Judas.

Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Mejor es padecer haciendo el bien, que padecer haciendo el mal.
Dios resiste a los soberbios y a los humildes da su gracia.
"Este es mi Hijo, el amado, en quien tengo mis complacencias".Y esta voz bajada del cielo la oímos los que con El estábamos en el monte santo.
Carísimos, no se os oculte que delante de Dios un solo día es como mil años , y mil años como un solo día.
Pero vendrá el día del Señor como ladrón y en él pasarán con estrépito los cielos, y los elementos abrasados se disolverán, y asimismo la tierra con las obras que en ella hay.
Os anunciamos la vida eterna que estaba en el Padre y se nos manifestó.
Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo justo.
Muchos se han hecho anticristos, por lo cual conoceremos que esta es la hora postrera. De nosotros han salido pero no eran de los nuestros.
El que no practica la justicia no es de Dios y tampoco el que no ama a su hermano.
El que tuviere bienes de este mundo y, viendo a su hermano tener necesidad, le cierra sus entrañas, ¿como la caridad de Dios permanece en él?
Dios es amor.
El que no ama a su hermano, a quién ve, no es posible que ame a Dios a quién no ve.

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