martes, 5 de junio de 2018

                                            Mis restantes epístolas de San Pablo

Todos pues sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
No hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús.
Pero cuidado con tomar la libertad por pretexto para servir a la carne.
Porque toda la ley se resume en este solo precepto: "Amarás a tu prójimo como a tí mismo"
Las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odio, discordias, celos, ira, rencillas, disensiones,  divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como estas.
Los frutos del espíritu son: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, ...
Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas.
No os engañeis; de Dios nadie se burla.
Lo que el hombre sembrare, eso cosechará.
Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo.
Tened los mismos sentimiento que tuvo Cristo Jesús.
Se humilló haciéndose obediente hasta la muerte.
Que transformará nuestro humilde cuerpo conforme a su cuerpo glorioso.
Alegraos siempre en el Señor.
Sé pasar necesidad  y vivir en la abundancia; a la hartura y al hambre; a abundar y a   carecer.
Pensad en las cosas de arriba no en las de la tierra.
Jesús murió y resucitó. Así también Dios por Jesús tomará consigo a los que  se durmieron en El.
Que ninguno vuelva  a nadie mal por mal.
Estad siempre gozosos y orad sin cesar.
Probadlo todo y quedaos con lo bueno.
No os canséis de hacer el bien.
Pero es preciso que el obispo sea irreprensible, MARIDO DE UNA SOLA MUJER, sobrio, prudente, cortés, hospitalario, capaz de enseñar......................QUE TENGA LOS HIJOS EN SUJECCIÓN con toda honestidad, pues quién no sabe gobernar su propia casa, ¿como va a cuidad de la iglesia de Dios?.
Los diáconos sean maridos de una sola mujer.
Nada trajimos al mundo ni nada podemos llevarnos de él.
Los que quieren enriquecerse caen en tentaciones.
Presbíteros......maridos de una sola mujer, cuyos hijos sean fieles.
Alardean de conocer a Dios pero con las obras lo niegan.
¿ Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
Si hoy oyereis su voz no endurescáis vuestros corazones.
Me mostraré indulgente con sus iniquidades y de sus pecados jamás me acordaré.
Sea vuestra vida exenta de avaricia, contentándoos con lo que tengáis.
Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por los siglos.
Pida con fe sin vacilar en nada, que quien vacila es semejante a las olas del mar, movidas por el viento y llevadas de una a otra parte.
El rico se marchitará.
¿ Qué le aprovecha, hermanos mios, a uno decir: Yo tengo fe si no tiene obras ?.
La fe si no tiene obras es de suyo muerta.
De la misma boca proceden la maldición y la bendición.
El fruto de la justicia se siembra en la paz.
Dios resiste a los soberbios pero a los humildes da la gracia.
Pero tú ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?.

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